Para lograr un cambio significativo en el sistema educativo, necesitamos políticas públicas sólidas y una gestión que se enfoque en la innovación y la mejora continua. Una gestión transformadora implica la capacidad de escuchar a la comunidad educativa, de adaptarse a las nuevas realidades y de implementar estrategias que generen un impacto positivo y duradero en la calidad de la educación.
Estas políticas deben ser diseñadas con una visión a largo plazo, promoviendo la colaboración entre diferentes actores y asegurando la transparencia en la toma de decisiones. Una gestión transformadora es la clave para superar los desafíos actuales y construir un futuro educativo más equitativo y de mayor calidad para todos.